Tuesday, October 30, 2018

Serenata a un frasco de pastillas



Uso pastillas desde que me duele el mundo.
Recurro a ellas para dormir y despertar
a todos los ojos que tienen la forma del sueño.
Algunas mecen mi visión del día
y su textura se condiciona al delirio.
Otras me llevan por ese estado límbico
en el que se deleita el sufrimiento.

A todas muelo en un mortero de pérdida
todo en el afán de sobrellevar la jornada
como llevan los bueyes los dolores
que padecen ingenuamente por lo bajo.

Como ellos voy por el camino del látigo.

Y a solas el frasco me comenta lo suyo
hace un alto muy breve en la parte del miedo
menciona el dolor entre sus preferencias íntimas
es orgásmica su sensación cuando se acerca la mano.

¡Dios bendiga las pastillas que tranquilizan la lengua!
¡Las que son recordatorio de nuestra condición humana!

La grajea es un hecho inspirado en una lágrima
un argumento blando disuelto en nosotros.
No intento agregar ya matices al tema
también el vacío tiene formas oscuras:
bébalo durante el tiempo que le reste de vida
tal y como dicta la evolución médica.

¡Celebremos pues esta era macabra!
¡Demos gracias a Dios que nos da las pastillas!
¡Ellas saben que siempre las reconocí como aliadas
por eso mi niñez las ahogaba en todos los urinarios!

De las fábulas aprendí que los círculos
                                               [no son solo círculos
y ovalado es el hueco que mide la realidad.
Eso explica que aún no sepa
con qué objetivo despertaré mañana…
La noche se come al día y viceversa
y su mutua condición de bestia sin cuerpo
les deja una apariencia de zona inhóspita.
                                                                                          
 Farah  Hallal


Saturday, July 20, 2013

El abuso infantil y la modernidad

En mi lectura matutina del periódico, tropecé antes de ayer con un artículo sobre abusos sexuales cometidos a niñas, niños y adolescentes que resaltaba en su titular la escandalosa suma de 238 condenados por violación a menores en los últimos dos años (El Caribe, El País, p.12 d/f 18 de julio de 2013). Leí el artículo apreciando que fue redactado desde el sentir. No es lo mismo anunciar que fue abusado un menor, que explicar cómo el tío lo ataba y pegaba con un cable cuando el niño se resistía al abuso sexual. La noticia empieza a ser recreada en el imaginario del lector que acaba horrorizándose ante el hecho.

Desde hace tiempo esperaba por una redacción más humana en los periódicos. Una noticia de ese tipo no puede estar lista con dejar claro el qué, el dónde, el quién, el cómo y el cuándo. Con lo que no quedé muy a gusto fue con las declaraciones del ex fiscal José Manuel Hernández Peguero, quien acusa al “modernismo”  de “distorsionar esa relación que debe existir del padre al hijo” aludiendo  al vínculo familiar que se observa en la gran mayoría de los casos de abuso. También señala “la falta de educación de los padres” y le carga la cuenta, como es atinado siempre decir, al sistema educativo. Me pareció que promover este extracto de su razonamiento desinforma a las personas.

El abuso sexual infantil ha existido desde siempre, no es un tema con raíces en “la modernidad”, pero es la “modernidad” lo que ha hecho posible que las denuncias trasciendan a los medios de comunicación y a los tribunales. Antes, cuando las madres y padres confiaban más en los familiares y compadres y vecinos, más sucedía. Y es, precisamente, gracias a “la modernidad” y al cambio que se ha producido en el tipo de relación madre-padre-hijo-hija que los afectados encuentran canales de comunicación para denunciar el abuso. Hoy día, gracias a “la modernidad”, gracias a un nuevo modelo de relación familiar más abierto y comunicativo, la niña violada, el niño violado tiene la esperanza de encontrar quién le defienda.

Imagine usted una niña a quien su madre deje diariamente bajo el cuidado de la esposa del violador. ¿Cómo se sentirá cada mañana cuando su mamá la deje en ese sitio? Si la niña confía en su madre, podrá contarle lo que le sucede. Si la madre no ha establecido una relación lo suficientemente fuerte y sana como para que la niña afectada sienta seguridad por encima de las amenazas y el terror que le ha sembrado su violador (amenaza de muerte hacia su madre, por ejemplo) ¿cómo la niña será capaz de denunciarlo? Simplemente no tendría las herramientas. Así se han hecho “dulces viejecitas” muchas niñas abusadas, incluso la costumbre era obligarlas a casarse con el violador para que él cargase con la mercancía dañada. Dos chicas que pasaron por mi casa de adolescente, desempeñándose como empleadas domésticas, estaban “casadas” con hombres que las habían violado cuando ellas tenían doce y trece años. ¡Fuera bueno contar con esta estadística!

Por mi tendencia natural a compartir con personas de la tercera edad tuve oportunidad de enlazar amistad con muchas abuelas, incluso cuando yo solo era una niña de seis; algunas me confesaron que sufrieron de abuso sexual cuando eran niñas, pero en esa época jamás se denunciaba, e incluso muchas madres lo encubrían porque también estaban sometidas a abuso psicológico, económico y físico, sin oficio qué ejercer, además de que el divorcio estaba muy mal visto. Todo eso al margen de destacar que los abusadores intimidan y extorsionan llegando a manipular todas las situaciones a su conveniencia.

Consiento que la marcha arrítmica entre “la modernidad” y “las necesidades de las familias” sí tiene su cuota de responsabilidad. Ahora las madres delegamos el cuidado de los hijos y las hijas porque estamos trabajando y necesitamos trabajar para producir lo que la familia necesita y para desarrollar nuestras habilidades y dones. La culpa no es la falta de educación de los padres y las madres o que tengamos que salir a trabajar. Es muy simplón platearlo de ese modo. Este cambio de comportamiento en la familia y la estructura misma, pone a los niños en una condición vulnerable porque todavía el Estado ni las empresas privadas disponen de un sistema de centros de cuidado suficientes que garanticen que todos los hijos de madres y padres trabajadores estarán en un lugar seguro mientras estén en horario laborable. Consiento también que urge un plan sistemático de orientación familiar y comunitaria que llegue desde los lugares de trabajo, desde los distintos Ministerios (Salud, Educación, Turismo, Interior y Policía…) pero que no pensemos que es un problema que se resolverá con repartir brochures y ofrecer charlas. Es un tema que afecta todo el sistema familiar y trae consecuencias psicológicas, afectivas, económicas…  


El análisis sobre el tema de abuso infantil debe ser más amplio y más profundo, debe ser tratado con una delicadeza extrema para evitar hacer sentir culpables a las víctimas, cosa muy frecuente y que solo ayuda a abrir más las heridas en las familias lastimadas. Por eso solo agregaré que sería de mucha utilidad que las madres y los padres mantengamos una vigilancia constante y una actitud alerta; que sí aprendamos estrategias para protegerlos, que confiemos exclusivamente en nuestros ojos para velar por su cuidado. Que les enseñemos a protestar, a razonar, a desobedecer, a expresar sus sentimientos… Lo que más le agradezco a la modernidad no es a la tecnología sino darme herramientas para enseñar a mis hijos a comunicarse sin miedo.

Thursday, July 4, 2013

Reflexiones de un día feliz




A lo largo de la historia hemos visto muchos científicos, matemáticos, pintores y músicos que ya en la niñez eran reconocidos por sus dones. Albert Einstein, Leonardo Da Vinci, Amadeus Mozart, Benjamin Franklyn, son solo algunos nombres célebres que tienen en común no haber asistido a una escuela formal en sus primeros años de vida, sino que recibieron instrucción en el hogar. Y aún así sus aptitudes en sus respectivas áreas fueron lo suficientemente poderosas como para guardarles un espacio en la memoria de las generaciones venideras.

En la literatura, sin embargo, es muy difícil encontrar un genio-niño. Y esto es así porque la literatura, en especial en la poesía, nos expresamos a través de una forma muy compleja: el lenguaje. Puedes saber música sin que nadie te lo enseñe y memorizar piezas sin aprender un lenguaje musical, pero alguien necesariamente debe enseñarte a leer y escribir.




Escribir un texto literario parece una tarea sencilla, pero no es así. Requiere creatividad, intención,  talento, formación, técnica, humor, sensibilidad, disciplina… La escritura es un proceso complejo y para lograr un buen texto se necesita mucho más que el deseo. 






Ya sea que se haga por ilusión o por necesidad, leer y escribir son ejercicios importantes en todas las etapas de la vida; las razones son muchas más de las que reparo a continuación:

1.     Alimenta nuestra creatividad (y, a su vez, la creatividad nos ayuda a desarrollar habilidades para resolver situaciones de la vida diaria).
2.     Desarrolla el pensamiento crítico, lo que favorece una mirada más profunda, honesta y real de la vida que vivimos… lo que aumenta la probabilidad del acierto en las decisiones que tomamos.
3.     Nos pone en contacto con nuestras emociones y con el mundo que nos rodea, lo que nos convierte en seres más sensibles y emocionalmente más estables.
4.     Nos hace más felices porque leer y escribir son actividades divertidas que nos relajan, nos permiten expresar nuestros sentimientos y canalizar emociones que muchas veces no salen por ninguna otra vía.
5.     Los estudiantes que leen y escriben con frecuencia tienen un rendimiento escolar más alto porque adquieren habilidades de comprensión lectora que son fundamentales para la incorporación y fijación de los aprendizajes.


Todo esto “discurso” va a razón de una alegría con la que me levanté hoy: ¡qué feliz me hace trabajar animación a la lectura y escritura! Es increíble el encantamiento que se logra cuando una persona verbaliza a través de la escritura sus emociones. Mi hijo me dictó su primer poema cuando tenía sólo cuatro años y a ambos les leí cuentos desde que me nadaban en la panza. Animar a las personas a leer y escribir es un acto de amor que le da sentido a mi vida.




Tuesday, June 25, 2013

Apuntes sobre Un mapa al corazón del hombre



La culpa no fue mía y lo digo en serio. El día que compré el libro Mapa al corazón del hombre (Editorial Isla Negra) yo iba de prisa esquivando un mar de gente en la Feria del Libro. La culpa fue de Carlos Sánchez, Comisionado de Cultura en NY,  que me llevó de la mano hasta el stand donde lo vendían: “Vale la pena, te lo digo en serio” sentenció. Pese a esta recomendación tenía mis dudas. Temerosa pero veloz, abrí una página al azar y tropecé con este fragmento: “Si la boca es un nido /y los labios son dos alas/ entonces la saliva es el rocío/y la lengua debe ser un pájaro” (Todos los besos pp. 137-140) y casi me desmayo.  Como se comprenderá, acto seguido compré el libro y al día siguiente lo llevé al trabajo para compartirlo con mis compañeras.


Confieso que Mapa al corazón del hombre afectó nuestra jornada laboral, la de la jefa incluida. Parecía un libro de consulta que rodaba de escritorio en escritorio. Aunque nos desfragmentamos con el poema del beso, también nos ruborizamos con el poema Cierta desconfianza (pp. 77-80) “Desnúdate -ella me dijo- y abandoné sobre el piso un recuerdo con forma de ancla”; y aunque todas nos quedamos mudas cuando leímos La elegía infinita (pp. 155-158), ya a solas yo saqué un momento para llorar a mi madre viva: “Amigos, mi madre ha muerto otra vez/ y yo le pregunto muy calladamente/ ¿cómo te dejarás de nombrar mañana /y la mañana que sigue?”.


La ruta que hace visible este mapa es una profundamente humana y transparente. Mientras yo me escudo en las palabras, es decir me dejo y no me dejo ver en mi poesía, Carlos Roberto Gómez Beras se ofrenda y se convierte en un familiar cercano, en un cómplice que sabe tan bien tus asuntos que los puede contar mejor que tú.


Debido a que mi lectura es poco disciplinada no he terminado de leerlo completo. En vez de leer poema por poema hasta finalizar el libro, he privilegiado volver a leer los que ya me dejaron trazas de sangre en la memoria. Además la lectura de Mapa al corazón del hombre ha sido un raro caso de “lectura comunitaria”. De hecho las pocas veces que leí poemas en silencio en vez de recitarlos a mis compañeras, tenía la sensación de que las traicionaba. Pero aún sabiendo que existen en esta geografía vital algunos rincones que no he explorado, me maravillo con lo que he logrado conocer.

Con Mapa al corazón del hombre, Carlos Roberto Gómez Beras nos ofrece una poesía llena de sentido, fresca y dada al ejercicio de enlazar y renombrar mis experiencias personales más íntimas. Con este mapa pude hacer un viaje a mi propia condición humana. 

Saturday, June 22, 2013

El laboratorio de la felicidad


A estas alturas de mis treinta, más para allá que para acá, es mucho lo que he oído decir acerca de la felicidad. Dicen que está en el chocolate, en el abrazo, en el beso, el buen sexo, el buen vino, en los encuentros con amigos y en el amor. Yo la encuentro también en la luz que rebota en las hojas de los árboles, en la lucidez del día, en las formas con que modelan mis ojos las nubes, en la risa de mis hijos, en mis lágrimas de vez en cuando, en la cola de los perros que me saludan…. Es que la felicidad y yo hicimos un convenio con el que yo salí ganando: ¡me contento con tan poco esfuerzo que a veces me pregunto si es que tengo la autoestima baja! La felicidad podría ser solo un símbolo y eso me explicaría por qué algunas nos contentamos con lo necesario.

Lo cierto es que a lo largo de la vida he cultivado esta actitud que me ha sido muy útil, no tengo que aspirar a lo que me conmueve y disfruto, porque lo tengo sin tener que hacer ningún esfuerzo para conseguirlo. Una de las bendiciones con las que me siento significativamente honrada es por contar con ángeles dedicados al amor y a la solidaridad, a hacer tareas que le dan más significado a lo que se supone que es estar viva. Dentro de ese grupo de ángeles está Rosalba Hernández, destacada artista plástica, quien dirige un espacio que siempre asocio a la felicidad: el Laboratorio Evolutivo de Arte Contemporáneo, un lugar muy especial para mí por dos razones que comparto en cofradía.

Este  “laboratorio de la felicidad” es un espacio único en la Zona Colonial, y puede que en todo el país no exista otro espacio con ese concepto: es una galería de arte y un café-bar, pero también se presta para facilitar talleres con espacios delimitados, llevar a cabo encuentros literarios y todo tipo de actividad imaginable.

Aunque Rosalba tiene ya bastante méritos como para quedarse pintando, ella no se conforma con orbitar sola en el mundo cultural. Al contrario, anima el encuentro de distintas generaciones de artistas y es especialmente solidaria con las causas más nobles. Han sido muchos los fotógrafos, pintores, escritores y artistas de todas las áreas que se han servido de este espacio sin que se les haya cobrado nunca un solo centavo por llevar a cabo allí sus actividades.  Yo incluida.

Lo cierto es que el Laboratorio Evolutivo de Arte Contemporáneo no es un bar, ni una galería de arte, ni un centro de reunión, es lo más parecido a un centro cultural que ofrece un programa gratuito, continuo y producto del espíritu colaborativo de sus directores y la comunidad artística nacional e internacional. Pues desde hace años es este el punto de encuentro de artistas de distintas latitudes, generaciones y especialidades.


La segunda razón que me explicaría la felicidad que me produce pasar incluso por el frente del Laboratorio Evolutivo es el amor natural de Rosalba y Mateo (su esposo) por todas las personas (artistas o visitantes) que se acercan. Rosalba te traspasa su pasión por el arte y cuando la visito suele darme un paseo por la galería y, sin darse cuenta, me hace salir siendo más de lo que era cuando entré. Su integridad y natural vocación para el servicio es una puerta que se abre de par en par para toda la comunidad cultural dominicana.


En resumen, que quien quiera pasar un rato feliz pase por el Laboratorio. Allí se confortará con la calidez de su anfitriona, se conmoverá con las exposiciones de pintura o fotografía, se endulzará la lengua y el corazón con un trago preparado con amor, se balanceará con la exquisita selección de música y saldrá con una sonrisa que le ocupará toooooooda la cara.

Wednesday, May 22, 2013

La pregunta que me comió la lengua



¿Qué es un signo de interrogación? ¿Verdad que la pregunta es rara? Pues eso era el Encuentro Internacional de Editores Independientes (EDITA) para mí. Un evento de rasgos confusos que se lleva a cabo desde hace 20 años en Punta Umbría, un destino turístico ubicada en una esquinita del mundo, donde pareciera que Huelva (España) casi pierde la memoria.





Lo fascinante es que la primera noticia que tuve sobre este evento me llegó de muy buena fuente, me la contó el mismo coordinador: Uberto Stabile. Sin embargo, él me insistía “a Edita hay que venir para saber”. Está claro que no entendí muy bien qué cosa era esta actividad que no parecía tener correspondencia con una definición precisa. Así que este año asistí con el objetivo de comprenderla.

En alusión a que Edita fue reconocida por su labor cultural con el prestigioso premio Progreso Andalucía 2012, en el Blog oficial del evento se ofrece un dato interesante: “Entendemos por editor independiente aquella persona que dedica parte de su tiempo, trabajo y esfuerzo a editar publicaciones, con el único fin de divulgar la cultura, el arte y el pensamiento, fomentar la participación ciudadana y la democracia cultural. Se diferencia de los editores convencionales por su capacidad para trabajar y crear productos de vanguardia, de alta calidad estética, sin la limitación que impone la rentabilidad económica del mercado, y también por sus contenidos culturales e intelectuales de carácter independiente, la libertad de expresión y el pensamiento crítico”. ¿Pues me creen que en Edita, vista y experimentada, los editores independientes son mucho más que eso?



             


En correspondencia con la invitación, preparé una breve conferencia titulada “La edición independiente: de la rebeldía a la revolución” y una selección de poemas que al final creo que no me sirvió de mucho: cuando vino a llegar el momento de mi presentación, ya estaba tocada por la magia, la energía y la creatividad del Encuentro y sentía que era necesario un recurso distinto a la palabra para sintonizar con el auditorio. De hecho, me he tomado unos días desde mi regreso dejando que se asienten bien las emociones antes de escribir estas líneas.

Conclusión: Edita no es una “actividad”, es una experiencia y sólo viviéndola se da una cuenta de su abarcador significado. Es cierto: en Edita se presentan conferencias, libros, revistas de todo tipo, formato y naturaleza. Por supuesto: en Edita se reúnen editores independientes de toda Iberoamérica. Sin duda: en Edita puedes recitar poemas delante de editores potenciales. Y en Edita se abren mesas donde editores de distintas latitudes se acercan, presentan sus trabajos y venden sus libros. ¡Pero Edita no es solo eso! Ni dicho lo anterior en una misma oración, y sin signos de puntuación de por medio, podría describir la experiencia que viví del 2 al 4 de mayo de 2013.

   
Lo que más me impresionó de Edita fue su paisaje social. Este encuentro, que ha ido contagiando a Portugal, México, Colombia y Brasil con sus propias ediciones, quizá sin proponérselo, tiene las características de un movimiento que persigue desmontar la posibilidad de asirse a una idea preconcebida, desfragmentar el cómo razonamos y explorar cómo nos sentimos y compartimos lo que somos. Edita es un sueño común a miles de artistas que no siempre alcanzan a verse en un mismo encuentro pero que se quedan conectados irremediablemente.


  

Son muchos los platos culturales que se han elaborado en distintas partes del mundo gracias a Edita. Y ha sido mucha la literatura que ha sido divulgada gracias a que Edita en vez de discriminar, acoge pues no fue concebida para reunir artistas egocéntricos, escritores de "regla" y jueces implacables (aunque caben). Al contrario, Edita nace y confluye cada año como un gesto de amor y servicio y allí caben todas las manifestaciones artísticas; es un espacio donde convergen diversas percepciones de lo que es un libro pero siempre unidas por la certeza de que no nace para morir en un anaquel.

En Edita 2013 fui testigo y cómplice de manifestaciones humanas de alto vuelo, empezando por el amor con el que Uberto reúne a tantos artistas talentosos que cada año van a Punta Umbría con la misma fidelidad de los peregrinos que se dirigen hacia Santiago de Compostela. Así lo vivió un grupo de artistas que, yendo en auto desde Madrid hacia Punta Umbría, armaron la revista Sobre la marcha. En ella se recogen poemas breves, colaboraciones de poetas que también iban desde otras latitudes: un gesto inolvidable de gran valor artístico y patrimonial que surge como un gesto de amor por el arte y por los demás.

En un intento inocente por definir Edita, yo diría que es un colectivo humano, alegre, apasionado y diverso a razón de disciplinas, creencias, culturas y generaciones, que sintoniza en el amor por la literatura y el objeto libro, el aprecio por las manifestaciones artísticas, la trascendencia en el quehacer, la creatividad, la hermandad de los artistas y los países que representan. Y me quedo corta, lo sé.



                            

En definitiva no sé si aprendí algo de las conferencias. No sé si la mía le sirvió de algo a alguien. No sé si volví mejor poeta con los recitales que escuché. No sé si regresé más desenfrenada con lo mucho que reí, bailé y abrí el lente con el que miro la vida… pero sí estoy segura de que vino a casa una mejor versión de mí misma. Una persona más conectada con su vena artística y su ritmo interior. Una persona que tiene más claro y presente lo que tiene para dar. Una persona más conectada con el mundo que le rodea; una persona más confiada en el gran potencial que tiene la humanidad y en todo lo que se puede lograr cuando se tiene y comparte un sueño… significativamente grande.