¿Qué
es un signo de interrogación? ¿Verdad que la pregunta es rara? Pues eso era el Encuentro
Internacional de Editores Independientes (EDITA) para mí. Un evento de rasgos
confusos que se lleva a cabo desde hace 20 años en Punta Umbría, un destino
turístico ubicada en una esquinita del mundo, donde pareciera que Huelva
(España) casi pierde la memoria.
Lo fascinante
es que la primera noticia que tuve sobre este evento me llegó de muy buena
fuente, me la contó el mismo coordinador: Uberto Stabile. Sin embargo, él me
insistía “a Edita hay que venir para saber”. Está claro que no entendí muy bien
qué cosa era esta actividad que no parecía tener correspondencia con una
definición precisa. Así que este año asistí con el objetivo de comprenderla.
En
alusión a que Edita fue reconocida por su labor cultural con el prestigioso
premio Progreso Andalucía 2012, en el
Blog oficial del evento se ofrece un dato interesante: “Entendemos por editor independiente aquella persona que dedica parte
de su tiempo, trabajo y esfuerzo a editar publicaciones, con el único fin de
divulgar la cultura, el arte y el pensamiento, fomentar la participación
ciudadana y la democracia cultural. Se diferencia de los editores
convencionales por su capacidad para trabajar y crear productos de vanguardia,
de alta calidad estética, sin la limitación que impone la rentabilidad
económica del mercado, y también por sus contenidos culturales e intelectuales
de carácter independiente, la libertad de expresión y el pensamiento crítico”.
¿Pues me creen que en Edita, vista y experimentada, los editores independientes
son mucho más que eso?
En
correspondencia con la invitación, preparé una breve conferencia titulada “La edición independiente: de la rebeldía a
la revolución” y una selección de poemas que al final creo que no me sirvió
de mucho: cuando vino a llegar el momento de mi presentación, ya estaba tocada
por la magia, la energía y la creatividad del Encuentro y sentía que era
necesario un recurso distinto a la palabra para sintonizar con el auditorio. De
hecho, me he tomado unos días desde mi regreso dejando que se asienten bien las
emociones antes de escribir estas líneas.
Conclusión:
Edita no es una “actividad”, es una experiencia y sólo viviéndola se da una
cuenta de su abarcador significado. Es cierto: en Edita se presentan
conferencias, libros, revistas de todo tipo, formato y naturaleza. Por supuesto:
en Edita se reúnen editores independientes de toda Iberoamérica. Sin duda: en Edita
puedes recitar poemas delante de editores potenciales. Y en Edita se abren
mesas donde editores de distintas latitudes se acercan, presentan sus trabajos
y venden sus libros. ¡Pero Edita no es solo eso! Ni dicho lo anterior en una
misma oración, y sin signos de puntuación de por medio, podría describir la
experiencia que viví del 2 al 4 de mayo de 2013.
Lo
que más me impresionó de Edita fue su paisaje social. Este encuentro, que ha
ido contagiando a Portugal, México, Colombia y Brasil con sus propias ediciones,
quizá sin proponérselo, tiene las características de un movimiento que persigue
desmontar la posibilidad de asirse a una idea preconcebida, desfragmentar el
cómo razonamos y explorar cómo nos sentimos y compartimos lo que somos. Edita
es un sueño común a miles de artistas que no siempre alcanzan a verse en un
mismo encuentro pero que se quedan conectados irremediablemente.
Son
muchos los platos culturales que se han elaborado en distintas partes del mundo
gracias a Edita. Y ha sido mucha la literatura que ha sido divulgada gracias a
que Edita en vez de discriminar, acoge pues no fue concebida para reunir
artistas egocéntricos, escritores de "regla" y jueces implacables (aunque caben). Al
contrario, Edita nace y confluye cada año como un gesto de amor y servicio y allí
caben todas las manifestaciones artísticas; es un espacio donde convergen
diversas percepciones de lo que es un libro pero siempre unidas por la certeza
de que no nace para morir en un anaquel.
En Edita
2013 fui testigo y cómplice de manifestaciones humanas de alto vuelo, empezando
por el amor con el que Uberto reúne a tantos artistas talentosos que cada año
van a Punta Umbría con la misma fidelidad de los peregrinos que se dirigen
hacia Santiago de Compostela. Así lo vivió un grupo de artistas que, yendo en
auto desde Madrid hacia Punta Umbría, armaron la revista Sobre la marcha. En ella se recogen poemas breves, colaboraciones
de poetas que también iban desde otras latitudes: un gesto inolvidable de gran
valor artístico y patrimonial que surge como un gesto de amor por el arte y por
los demás.
En
un intento inocente por definir Edita, yo diría que es un colectivo humano,
alegre, apasionado y diverso a razón de disciplinas, creencias, culturas y generaciones,
que sintoniza en el amor por la literatura y el objeto libro, el aprecio por
las manifestaciones artísticas, la trascendencia en el quehacer, la
creatividad, la hermandad de los artistas y los países que representan. Y me
quedo corta, lo sé.
En
definitiva no sé si aprendí algo de las conferencias. No sé si la mía le sirvió
de algo a alguien. No sé si volví mejor poeta con los recitales que escuché. No
sé si regresé más desenfrenada con lo mucho que reí, bailé y abrí el lente con
el que miro la vida… pero sí estoy segura de que vino a casa una mejor versión
de mí misma. Una persona más conectada con su vena artística y su ritmo
interior. Una persona que tiene más claro y presente lo que tiene para dar. Una
persona más conectada con el mundo que le rodea; una persona más confiada en el
gran potencial que tiene la humanidad y en todo lo que se puede lograr cuando
se tiene y comparte un sueño… significativamente grande.
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