Tuesday, June 25, 2013

Apuntes sobre Un mapa al corazón del hombre



La culpa no fue mía y lo digo en serio. El día que compré el libro Mapa al corazón del hombre (Editorial Isla Negra) yo iba de prisa esquivando un mar de gente en la Feria del Libro. La culpa fue de Carlos Sánchez, Comisionado de Cultura en NY,  que me llevó de la mano hasta el stand donde lo vendían: “Vale la pena, te lo digo en serio” sentenció. Pese a esta recomendación tenía mis dudas. Temerosa pero veloz, abrí una página al azar y tropecé con este fragmento: “Si la boca es un nido /y los labios son dos alas/ entonces la saliva es el rocío/y la lengua debe ser un pájaro” (Todos los besos pp. 137-140) y casi me desmayo.  Como se comprenderá, acto seguido compré el libro y al día siguiente lo llevé al trabajo para compartirlo con mis compañeras.


Confieso que Mapa al corazón del hombre afectó nuestra jornada laboral, la de la jefa incluida. Parecía un libro de consulta que rodaba de escritorio en escritorio. Aunque nos desfragmentamos con el poema del beso, también nos ruborizamos con el poema Cierta desconfianza (pp. 77-80) “Desnúdate -ella me dijo- y abandoné sobre el piso un recuerdo con forma de ancla”; y aunque todas nos quedamos mudas cuando leímos La elegía infinita (pp. 155-158), ya a solas yo saqué un momento para llorar a mi madre viva: “Amigos, mi madre ha muerto otra vez/ y yo le pregunto muy calladamente/ ¿cómo te dejarás de nombrar mañana /y la mañana que sigue?”.


La ruta que hace visible este mapa es una profundamente humana y transparente. Mientras yo me escudo en las palabras, es decir me dejo y no me dejo ver en mi poesía, Carlos Roberto Gómez Beras se ofrenda y se convierte en un familiar cercano, en un cómplice que sabe tan bien tus asuntos que los puede contar mejor que tú.


Debido a que mi lectura es poco disciplinada no he terminado de leerlo completo. En vez de leer poema por poema hasta finalizar el libro, he privilegiado volver a leer los que ya me dejaron trazas de sangre en la memoria. Además la lectura de Mapa al corazón del hombre ha sido un raro caso de “lectura comunitaria”. De hecho las pocas veces que leí poemas en silencio en vez de recitarlos a mis compañeras, tenía la sensación de que las traicionaba. Pero aún sabiendo que existen en esta geografía vital algunos rincones que no he explorado, me maravillo con lo que he logrado conocer.

Con Mapa al corazón del hombre, Carlos Roberto Gómez Beras nos ofrece una poesía llena de sentido, fresca y dada al ejercicio de enlazar y renombrar mis experiencias personales más íntimas. Con este mapa pude hacer un viaje a mi propia condición humana. 

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