Saturday, January 12, 2013

Triste aniversario


Me pasé todo el mes de diciembre planificando un viaje que nunca hice. Otra vez se quedó Haití esperándome. Otra vez se quedó sin cumplir ese deseo que ir a este hermano país. Otra vez quedó solo en mi deseo conocer el país de la amable lavandera haitiana que trabajó en casa cuando yo era muy pequeña. Y fue ella quien me regaló la muñeca más hermosa que jamás recibí en mi vida. O la muñera era enorme o la niña era muy pequeña.

Hoy recordamos el terremoto que hace tres años alargó el camino de la pobreza y acercó a ambos países. Creo que la manifestación de solidaridad no debe parar. Todavía hay mucha necesidad en Haití. Si yo tengo dos pares de zapatos, seguro que hay una haitiana que no tiene ninguno. ¿Todavía es posible canalizar ayuda que realmente llegue a las manos que las necesitan?

Según publicación de Diario Libre, asciende a 500.000 la cantidad de personas necesitadas de alimentación inmediata. Lo que quiere decir que mientras yo puedo llevarme un pan a la boca en este momento en el que tomo el desayuno, hay 500,000 personas que no pueden. De ese total, hay 81, 600 niños. No solo somos los vecinos más cercanos y, por lo tanto, los llamados a compartir lo que tenemos. También pasa muchas haitianas nos arrullan los hijos y lavan la ropa mientras trabajamos. Escribo esto pensando en Berthe (Belkis), quien me cuidó a Gael de bebé y a quien él aprendió a llamar “mamá”.

1 comment:

Marckenson Jean-Baptiste said...

Muy buen ,la tristeza es contagiosa!!!